Porqué dejamos de lado algunas cuestiones básicas del periodismo?, porqué colaboramos, ya sea por obra u omisión, con desvirtuar el valor de las palabras.
Nos hacemos eco de comentarios, y en vez de parar, aclarar, tranquilizar como comunicadores reducimos nuestro análisis a un traspaso de vanas palabras.
A ver ejercitémonos un poco. El rumor – más allá de los múltiples usos persuasivos en los que se puede aplicar- esencialmente es un chisme, es un dato, es algo que por su propia esencia no es digno de ser difundido. “Dicen que….” No esta identificada la fuente real, se desconoce quién dijo. Puede ser algo que se escucha al pasar, una mera interpretacion, no cuenta con análisis. Dónde fue a parar “los rumores no se publican, sino se investigan”… Ya buscaré algunas informaciones que dieron vuelta estos días y que grafican mil y un rumor.
Por otra parte hay informaciones que periodísticamente son útiles, que son reconocidas desde qué sector proviene, y que tienen un grado de verosimilitud. Sirven para despertar ese sentido de averiguar, corroborar, inducir, informar que tiene el periodista. Son las versiones...
Pero no faltan aquellos que por motivos laborales, políticos, o “presiones” no pueden manifestarse con nombre y apellido debido a que le costaría el puesto de trabajo, cargos, o incluso la vida. Es por eso que este tipo de fuente, citada como trascendido, es cuando voluntariamente se solicita el anonimato por parte de la fuente.
Ya buscare algunas informaciones en las cuales el chisme investigado adquiere categoria de noticia.
