"Lo que sobran son periodistas" me dijo un día un editor de un importante medio nacional, apelando al típico discurso de empleador déspota para justificar las malas condiciones laborales.
Recuerdo que me molestó tanto porque entre otras cosas encendió mi defensa acérrima por la profesión, no obstante guardé silencio porque el "no responder" a veces tiene sus beneficios. Quizás su postura era acorde al trato que le brindaban en su medio, pero hay razones a las que me resisto.
Hoy leía una nota en Clarín que citaba "en google news trabajan ingenieros, pero ningún periodista".
Entonces confirmé una vez más que el concepto de noticia ha dejado de ser patrimonio exclusivo del oficio más bello del mundo y la reconvención profesional es emergente.
A lo largo de mi carrera siempre cuidé un perfil, me negué a trabajar en medios en los que pensaba que el sitio hacía a la profesión, subestimé a aquellos que escribían con horrores y sin estilo hasta que alguien me marcó el mismo prejuicio, me perdí una cobertura, publiqué un dato trascendental, me comí un rumor, pensaba que la verdad debía ser difundida más allá de la línea editorial... pero aprendí a encontrar, a buscar y confiar en las fuentes, corroborar, descartar, estar atenta, tener responsabilidad, hacerme cargo de lo que transmitiría y entender el doble sentido de la frase "no se pierde lo que no se posee".
Cualquiera se hace llamar periodista, pero ser es otro tema.
Recuerdo que me molestó tanto porque entre otras cosas encendió mi defensa acérrima por la profesión, no obstante guardé silencio porque el "no responder" a veces tiene sus beneficios. Quizás su postura era acorde al trato que le brindaban en su medio, pero hay razones a las que me resisto.
Hoy leía una nota en Clarín que citaba "en google news trabajan ingenieros, pero ningún periodista".
Entonces confirmé una vez más que el concepto de noticia ha dejado de ser patrimonio exclusivo del oficio más bello del mundo y la reconvención profesional es emergente.
A lo largo de mi carrera siempre cuidé un perfil, me negué a trabajar en medios en los que pensaba que el sitio hacía a la profesión, subestimé a aquellos que escribían con horrores y sin estilo hasta que alguien me marcó el mismo prejuicio, me perdí una cobertura, publiqué un dato trascendental, me comí un rumor, pensaba que la verdad debía ser difundida más allá de la línea editorial... pero aprendí a encontrar, a buscar y confiar en las fuentes, corroborar, descartar, estar atenta, tener responsabilidad, hacerme cargo de lo que transmitiría y entender el doble sentido de la frase "no se pierde lo que no se posee".
Cualquiera se hace llamar periodista, pero ser es otro tema.
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