La culpa es de ella

Conste que todo lo que hacía era ahorrar para comprarme una. Qué vieja me siento, pero los que somos de la generación de los 30 hemos pasado por sus manos alguna vez aunque luego pasamos al mundo digital.
Músculo en los dedos. Sana envidia quiero una así.

* Vía John C Abell

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